Lo había escrito antes, pero la infame reforma a la Ley de los Medios de Comunicación que se aprobó ayer en México está llena de opiniones a favor y en contra. Por un lado los canales grandes de televisión --con mucho poder e influencia mediática en los mexicanos-- hacen una gran campaña apoyandola pero los medios públicos como IMER, Radio UNAM, el canal Once, están protestando fuertemente. ¿Por qué? Las razones pueden llegar a ser muy graves pero todo depende del punto de vista que tenga:

La reforma a la ley le da mayor poder a Televisa y TV Azteca, recortando el poder de acción de las públicas. Para muchos esto implica una limitación a la libertad de expresión. Se repite la pregunta, ¿por qué? en la reforma no queda nada claro ni escrito acerca de las emisiones públicas por lo que las televisoras podrían apoderarse de ellas en un futuro.

¿Cómo? Ahora Televisa y TV Azteca pueden agregar servicios nuevos, televisión digltal terrestre (TDT) sin pasar por ningún tipo de proceso de licitación, lo que es peor, los canales viejos analógicos no tienen que devolverlos al estado, asegurando mantener el oligopolio mediático que existe actualmente dentro de México.

¿Cómo es posible que algo así se apruebe? México vive una época de elecciones, en la cual ganará el candidato que nadie esperaba que gane, Andrés Manuel López Obrador, por lo tanto el PRI y el PAN se están viendo muy favorecidos con espacios publicitarios en las dos grandes televisoras a cambio de la aprobación de la ley.

Estas probablemente sean de las últimas acciones fuertes que puedan hacer estos canales a medida que su competencia deja estar limitada por las fronteras del país y se pongan cara a cara con cualquier canal en el mundo o entusiasta que publique su contenido en internet.

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